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CALLES

Se trata de una calle solitaria; plagada de gente, sí, pero solitaria. Quien pasea en soledad por una calle bulliciosa, y al mismo tiempo solitaria, cree ver en el otro caminante la misma soledad que le corta el resuello. Cree verla o la imagina. La imagina o se esfuerza tenazmente por reconstruirla en su garganta. Una calle solitaria, plagada de caminantes solitarios, es muy poco solitaria; porque la soledad comunitaria es salvadora; porque en ella residen todas las confesiones que jamás existirán.

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