Mi email: contacto@joseluis-diaz.com

Es necesaria mucha paciencia para deshacer cadenas y leyes. Imagino años de trabajo en balde, de carencias y privación de lo inmediato. Sus textos nacían para el rechazo, para morir en la mesa de un juzgado como grietas de futuro. En Buenos Aires o en Madrid, en el Alto Tribunal o en una plaza alambrada con plomo, su mirada era paciente, tanto como sus dedos y el vacío húmedo de sus pasos.
​Carlos era abogado y pleiteaba por la Justicia Universal. Carlos consiguió despolvar la verdad. Carlos se convirtió, poco antes de morir y sin pretenderlo, en el escritor más frágil y poderoso del mundo. Descansa en paz, amigo.

Más sobre José Luis Díaz Caballero

Add Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *