La distancia, en ocasiones, es algo más que un espacio físico. Y la separación (individual o sentimental) es mucho más que un juego de distancias. En ese abismo cognoscitivo que sigue a la ruptura proliferan los espejos, y reflexiones sobre la culpa y el sentido balsámico del egoísmo. Los lugares son metafóricos. Los detalles pierden su valor frente al duelo.
En Una separación (Literatura Random House, 2018), Katie Kitamura aborda el concepto de duelo, no solo como experiencia, sino como construcción emocional, como fenómeno obligatorio y de otros. La búsqueda de un marido desaparecido en Grecia se convierte en una imposición, en un examen de conciencia ante el mero hecho del reencuentro, ante el dolor urgente por quien ya era un desaparecido antes de huir. En ese análisis lejano de la fatalidad, Kitamura traza una brillante historia sobre la agonía sentimental y el reconocimiento del desamor. Su estilo es áspero, milimétrico, fiel al despago inicial de su protagonista por el dolor ajeno y la vacuidad (a veces grosera) del secreto revelado.
La excelente construcción del personaje desaparecido, siempre a través de quien observa (y juzga) su ausencia, y el dibujo metafórico de un escenario quemado impregnan una novela calificada erróneamente como thriller, y que debe ser leída como un análisis póstumo del amor y la hostilidad del duelo.
Add Comment