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EL ABRAZO

Pudo ser un malentendido, o un simple gesto inarmónico.

Dicen que solo deseaba abrazarle y enderezar sus piernas.

Las paredes de su casa eran vientres de cemento, repletos de grietas y musgo.

Si hubiese querido marcharse, el niño habría trepado sin cordeles ni salientes.

Todo indicaba (así decían) que la mirada del animal no era pacífica, que sus gemidos eran preludio de lo bárbaro y que en su mandíbula desprendía lagos de aceite.

Otros dijeron que dialogaban.

El lenguaje de los débiles aúna inflexiones salvajes, matices de barro y heces que muy pocos conocen.

Nadie se detuvo ante el ruido, ni lo analizó.

Tampoco hubo tiempo para consensos ni sacrificios democráticos.

El sol había quemado la última bandera blanca y los restos de aire eran ciegos y viles.

Apuntaron contra el más grande.

Y no dejaron, muy a su pesar, que se despidieran con un abrazo.

 

1 Comment

  • denny muñoz Posted 6 diciembre, 2017 11:55 am

    Que lindo, me encantó.Gracias por tan hermoso regalo, José Luis

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