PAREDES

Bien, ahí estáis, paredes de mi vida.

Contemplándome.

Adorándome.

Insultándome.

Alargando rostros, lugares y números cautivos.

Ahí estáis, ahogándome en mitad de la orgía, sin que os importe mi dolor.

Sin que os importe el declive de la música y la muerte.

Sois viscerales con el ruido de la calle.

Absorbentes con el reflejo dúctil del Sol.

Sois la cárcel que me da de comer.

Decidme (porque soy sabias) que debo hacer.

¿Buscar vuestras grietas?

¿Prender el fuego?

¿Abrazaros y renunciar a la vida?

¿Sois conscientes de cómo habéis erosionado el amor?

¿De cómo habéis enlodado las agujas del tiempo para que ella huya?

Bien, paredes de mi vida.

Ya es hora de que os pintéis de verde.

Ya es hora de que os calléis.

Ya es hora de que os transforméis en cristal para mostrarme las majestuosas curvas del mundo.