En ocasiones, la pandemia se transforma en endemia.
Y la endemia en abulia.
Y la abulia en resignación.
Y la resignación en silencio.
Y el silencio en fugacidad.
Y la fugacidad en invisibilidad.
Y la invisibilidad en ajenidad.
Y la ajenidad en mundanidad.
Y la mundanidad en molestia.
Y la molestia en tedio. Y el tedio en búsqueda.
Y la búsqueda en rechazo de lo inútil.
Y lo inútil en muerte. Y la muerte, queramos o no, tiene demasiados lugares comunes.
Hoy (al igual que ayer) todos los lugares comunes se llaman Congo.
Add Comment